Lo que también te elige a tí...
Últimamente he replanteado mi forma de vivir, mi filosofía de vida, mis mantras y mi forma de moverme en este mundo. Creo que es el efecto de los cierres de ciclo, del fin de las relaciones (especialmente si estas son largas), los comienzos, sobre todo los que dan miedo, y la inevitable resiliencia que me acompaña desde hace un buen tiempo.
Me he descubierto disfrutando aún más mi soledad, ese espacio que cada vez construyo y preservo como único e inigualable. Mi no negociable. Pero también disfruto de la compañía, de encontrarme con esa persona especial y toparme con nuevas formas de pensar, con una filosofía de vida que rompe con la mía pero que no son irrevocablemente incompatibles. Me encuentro apreciando momentos, atesorándolos en mi mente, riendo y sonriendo de cosas que antes no me hacían reír ni sonreír. Aprendiendo un estilo de vida. Hay un leve miedo a que termine, porque eso es lo que pasa cuando te gusta mucho algo: no quieres que termine. Disfruto el presente… carpe diem. Es todo lo que tenemos. Es todo lo que importa. Colecciono momentos en mi memoria, me redescubro en nuevos ojos, en una mirada diferente y vuelvo a mí, porque cada vez que tengo este espacio para mí, lo disfruto todavía más.
Definitivamente soy mí mejor compañía, pero sin duda, por eso soy aún mejor compañía para los demás. No lo digo yo… Encuentro otra diferencia, que bien se siente cuando una persona te empodera, te ve con admiración y con orgullo.
Recordé una frase que leí hoy: Elígete siempre, porque cuando te eliges, atraes lo que también te elige a tí. Y vaya que es verdad.
M.