¿Cómo le llamamos a 9 años de incompatibilidad?
Hace un tiempo te contaba que estoy conociendo a alguien, mayor que yo y divorciado, por lo que tiene una forma de pensar que lo lleva a preguntarme ciertas cosas acerca de mi vida personal. Salir con un europeo es totalmente diferente a salir con un latino por muchas razones, pero lo mas notorio es el hecho de que dependiendo del país, suelen ser un tanto conservadores aún cuando su mentalidad esencialmente es muy liberal.
Hace unos días me preguntaba sobre mis relaciones pasadas y tuvimos una conversación a corazón abierto sobre como llegamos a donde estamos hoy… era inevitable no hablarle sobre mi relación más agridulce. El quería saberlo todo.
Es curioso… llevo un tiempo pensando que de las historias más locas que he vivido, nadie sabe nada y probablemente nunca nadie lo sepa. Por mucho tiempo estuve enamorada de una persona con la que nunca he tenido una relación. ¿Puede ser más absurdo? puede ser, pero la verdad es que esta persona me debilitaba, se convirtió en mi punto débil… cada momento que pasaba con él era perfecto… para mí. Para él, en cambio, era más bien un momento más. Lo nuestro siempre muy físico. Creo que es parte de lo que somos… es algo magnético e imposible de negar, pero solo eso.
Hace poco caí en cuenta que teníamos 9 años en un “sí, pero no…”. Entré en pánico… esta es de esas relaciones que tienen un poco de toxicidad pero también mucha complicidad y mucho esfuerzo adicional… después de todo, ¿Quién pasa 9 años en esto?… la cuestión es que de alguna forma te das cuenta que no importa que tan increíble seas o que seas el partidazo de la vida si esa persona no lo ve… y no pasa nada, no es tu culpa, simplemente no le gustas suficiente y ya está. Cambié tantas cosas de mí por él que en algún momento sentía que me perdía, era también inevitable… el detalle es que cuando empiezas a cambiar aspectos de tu personalidad porque maduras o evolucionas… las personas resienten eso y sin duda, muchas cosa cambiaron también cuando empecé terapia.
A veces sentía que realmente me quería, hasta que siempre decía algo que me recordaba que no. De hecho, solo en una ocasión me dijo que realmente sí quería estar conmigo, pero lo cierto es que siempre hemos estado a distancia y no ha pasado nada. Hace poco dijo algo que marcó mi forma de vernos y sin duda fue determinante para marcar una línea. “Somos imcompatibles”. No solo me dolió sino que me hizo demasiado ruido… ¿Somos incompatibles desde hace 9 años? ¿Quién pierde el tiempo con alguien con quién es incompatible? ¿Cómo le llamamos a 9 años de incompatibilidad?… pasé un día entero pensándolo y así, en un mensaje inesperado le dije que no quería más lo que sea que tuviésemos. Su respuesta fue bastante predecible: “está bien”.
Puedes pensar que soy estúpida o que no tenía amor propio… y quizá sea un poco de ambos, pero la verdad es que él fue muchas cosas para mí. Es una de las personas que más quiero en el mundo y es de las personas que más me conoce… aunque no tanto… la verdad es que me conoce cuando me molesto, sabe cuando algo me pasa, etc… pero llegué a darme cuenta que nunca se preocupó por realmente conocer las cosas más simples como cuál es mi color favorito, mi película favorita o mi sabor de helado favorito. Intenté hacer mil planes con él y nunca se llevó ninguno a cabo porque siempre hubo algo más importante.
Siempre he creído que quieres a las personas por como te sientes cuando estás con ellas y no necesariamente por lo que son en realidad… no hay nada que no hubiese hecho por él sin esperar algo a cambio. Creo que verlo con alguien más siempre fue algo que me partió en mil pedazos. Verlo tomar una avión por otra persona también… a veces me sentí insuficiente y también culpable. Tiene sentido que por eso nunca haya podido celebrar alguno de sus cumpleaños, él siempre olvida el mío; los regalos que le hice fueron forzados porque odia que (yo) le regale, nunca recibí un regalo de él. Le dediqué una canción, hermosa por cierto y odia que le dediquen canciones… En una ocasión me dijo que soy demasiado independiente, que tengo un hijo, que salía mucho, que soy complicada y muy intensa cuando le pedí que me dijera por qué no quería una relación seria conmigo… a veces pienso en esa respuesta y la tengo como un recordatorio mental cuando lo veo porque de alguna forma creo que cuando me ve solo puede ver “mis defectos”.
Mi mejor amiga decía que me brillaban los ojos cuando hablaba con él, siempre fuimos de chatear de forma constante… en ocasiones me he dormido y despertado en una conversación contínua con él, era como algo cotidiano. Cuando algo bueno me pasa siempre quiero que él lo sepa pero también me queda claro que nunca hemos sido realmente amigos. Creo que acostumbramos tanto a las personas a nuestra presencia que nos dan por sentado dejándolos olvidar que incluso las relaciones de amistad se sostienen de a dos.
Nunca pude pensar que somos incompatibles, creo que me esmeraba demasiado por ver lo mejor de ambos. Esta persona con la que salgo me dijo que es una historia que nunca voy a superar realmente porque es una historia inconclusa, pero que lo único que puedo hacer es seguir adelante. Y es justo así como me siento. Podría escribir muchas cosas bonitas sobre él, pero honestamente, él siempre ha odiado que yo sea romántica así que el giro de esta carta fue para hablar de lo agridulce que fue nuestra extraña relación.
Siempre pensé que él era mi asignatura pendiente, pero hoy más bien creo que yo soy la de él porque siempre lo tuve como prioridad. Tiempo, energía, pensamiento, acción y hasta dinero puesto aquí… y en la medida de lo posible, en lo poco que me permitió entrar, intenté darlo todo. Pero es que nunca nada fue suficiente.
De él aprendí, que eres la huella que dejas en los demás y que las personas olvidarán lo que hiciste, lo que dijiste, pero nunca como las hiciste sentir. Espero que cuando él piense en mí, si es que lo hace, vea más allá de mis defectos y pueda recordar que realmente lo intenté.
M.